La historia gira en torno a la vida de Emil Sinclair, un niño confundido por vivir entre dos mundos, uno bueno, cálido, correcto, perfecto, y otro malo, oscuro, pero atractivo para él. Un día por tratar de encajar con unos niños inventa una historia que más tarde le traería una serie de problemas. Después conoce a este extraño personaje llamado Demian, que lo ayuda a salir de las dificultades en las que estaba metido, y el cual influye directamente en las decisiones que va a tomar a lo largo de su vida, pues le ayuda a encontrarse a sí mismo, a entender la vida con sus sentimientos y no como los demás le digan que debe ser, le enseña a cuestionarse sobre todo lo que le rodea y a ver los problemas desde otro punto de vista, a llegar a su propia verdad. En la vida de Sinclair hubo idas y vueltas entre ambos mundos, donde se iba descubriendo y donde siempre estaba la influencia de su singular amigo, aunque tuvieran años sin verse, se recordaban y era como si nunca se hubieran separado, pues lo que le enseñó lo marcó de por vida. Después de salir de una época en el mundo oscuro donde se volvió un vicioso, se enamora de un ideal, una joven llamada Beatrice, la cual sirvió de inspiración para sus pinturas, en las cuales nunca logra plasmarla fielmente, hasta que un día hace un dibujo de mujer, que lo tiene pensando por días al no saber a quién retrató. Luego cree que es Demian, para más tarde se dará cuenta que es la madre de este, con la cual surge una relación platónica, pues le infunde una especie de respeto y a la vez descarga sus impulsos pasionales con ella en sus sueños. Tiempo después ambos amigos son reclutados en el ejército, y al estar Demian a punto de morir, se dan cuenta de que no sólo están unidos por el estigma que los marca o por sus pensamientos distintos, sino por todo lo que significó el uno para el otro a lo largo de su vida. En lo personal me gustó mucho el libro porque me identifiqué con Emil cuando es niño, que se siente atrapado entre esos dos mundos y que no sabe en dónde ubicarse, ese niño al que se le viene el mundo encima con un pequeño problema, del cual no comprende aún la magnitud, y aunque sea una tontería lo tiene meses angustiado, ese es el personaje con el que yo me identifico en mi niñez. Con el tiempo fui encontrándome a mí misma así como lo hace el personaje, como ese gavilán que sale del huevo, que renace para conocerse, para romper con las ataduras que lo detienen, una serie de prejuicios que se cargan desde la niñez, para reencontrase, y convertirse en un ser auténtico. Lo que para Sinclair significó Abraxas para mí fue encontrar un equilibrio en la vida, entenderla tal cual es: la perfecta amalgama del bien y el mal.
Rocío Elizabeth Sánchez Padilla