Los relámpagos de agosto Jorge Ibargüengoitia

Este libro es el ejemplo perfecto de por qué no debemos juzgar a un libro por su portada; escrito por Jorge (apellido difícil) Ibargüengoitia, nos narra capítulo a capítulo las memorias de la tragicomedia, a la que llama vida, del general Guadalupe Arroyo, un hombre desinteresado, honorable y sin avaricia, que sólo busca reconocimiento por sus propios méritos, viviendo el típico “una cosa llevó a la otra” esta novela te mantendrá enganchado, mientras te echas unas buenas carcajadas. Todo inicia cuando Marcos González (un amigo de nuestro protagonista) gana las elecciones a la presidencia de México, prometiéndole un gran puesto dentro de su gobierno. Ilusionado, emprende el viaje para encontrarse con él, y en el camino se encuentra a Macedonio Gálvez, otro viejo amigo, el cual le roba su pistola, este sería el inicio de sus infortunios, pues después muere Marcos González de apoplejía, por lo que se dirige al velorio de este, encontrándose con sus viejos amigos del campo de batalla, comienzan a planear cómo hacer para mantener las promesas que González les hizo antes de morir. Guadalupe descubre en el mismo velorio que su amigo, antes de fallecer, le dejó un reloj de oro, sin embargo había sido robado por un sujeto: Pérez H., al cual avienta a una fosa de panteón durante el funeral en señal de venganza, y como si no fueran suficiente sus desazones, este mismo personaje (Pérez H.) es nombrado presidente interino de la república, suplantando a su amigo González y ahí no acaban las cosas, pues al poco tiempo, descubre que Pérez H. no tenía la culpa de tal robo, siendo una confusión de la esposa del difunto. Nuestro protagonista se ve envuelto en toda clase de situaciones, las cuales intenta remediar, mientras es medio manipulado por personas de rango mayor. Este libro tiene un humor negro sumamente disfrutable, un estilo muy ligero y una narración simple pero increíble y sumamente entendible, sin la necesidad de recurrir al exceso de palabras rimbombantes (palabras muy elaboradas, para los que no saben japonés) y, sin duda alguna, merece una amplia recomendación.

Katherine del Socorro Luna Abundis

Jorge