Poesía

El pobrecito señor X

Ricardo Castillo

El poeta del jardín

Hace tiempo se me ocurrió
que tenía la obligación
como poeta consciente de lo que su trabajo debe ser,
poner un escritorio público
cobrando sólo el papel.
La idea no me dejaba dormir,
así que me instalé en el jardín del Santuario.
Sólo he tenido un cliente,
fue un hombre al que ojalá haya ayudado
a encontrar una solución mejor que el suicidio.
Tímido me dijo de golpe:
“señor poeta, haga un poema de un triste pendejo”.
Su amargura me hizo hacer gestos.
Escribí:
“no hay tristes que sean pendejos”
y nos fuimos a emborrachar.

 

Las nalgas

La mujer también tiene el trasero dividido en dos.
Pero es indudable que las nalgas de una mujer
son incomparablemente mejores que las de un hombre,
tienen más vida, más alegría, son pura imaginación;
son más importantes que el sol y dios juntos,
son un artículo de primera necesidad que no afecta la inflación,
un pastel de cumpleaños en tu cumpleaños,
una bendición de la naturaleza,
el origen de la poesía y del escándalo.

De El pobrecito señor X

Noche por dentro

Noche por dentro, tu espalda
El veneno que no mata
pero innegable destila en la sed
de quien adivina relámpagos
sin necesidad de llover.
Hoy en tu ropa me sueño
y conozco sin aviso el devoto camino,
el tacto de la luz en tu espalda,
o la seda ser o esa luz que soy.

De Ciempiés tan ciego

Hay algo que se llama soltura

Hay algo que se llama soltura en el ser humano
hay algo en la raíz que nos hace ser ligeros
es el impulso que tiene el hombre hacia el vuelo
las ganas de ser pájaro
y cantar con todos los cántaros del ser
sin soltura no hay humedad
no hay corriente que entre y salga
o salga y entre
de tu ser al mundo
del mundo a tu ser
sin soltura no hay frescura
sin soltura no hay frescura
no hay rapidez

Que qué quiero decir
que qué quiero decir
que qué tiene que ver esta canción
con el olor de tus calcetines
con el calor de tus sobacos
en un día azaroso que te derriba sí que te derriba no
que qué tienen que ver estos acordes
con el desorden de tu cuarto
con la tensión que prometen las ventanas
y esa promesa que se cumple en charcos sucios
haciéndote olvidar que todavía puedes ser un amigo de tus amigos
que qué correspondencia hay entre estos guitarrazos
y tu poco crédito hacia las liendres que tú ya sabes
esa es la parte de la canción que tú debes tocar

De Concierto en vivo

Ricardo Castillo

Guadalajara, 1954. Su primer libro, El pobrecito señor X, apareció en 1976, y cuatro años más tarde sería publicado por el Fondo de Cultura Económica junto con La oruga. En 1981 fue publicado Concierto en vivo en Morelia, por la Universidad Nicolaíta. Un año después aparece Como agua al regresar en la editorial Penélope, en México. En ediciones Toledo se publican Ciempiés tan ciego y Nicolás el camaleón, en 1989. Borrar los nombres apareció en 1993, y en el 2003 publicó la antología personal Nuevo islario, coedición de Arlequín, el Conaculta y el Fonca. Ha publicado en La Gaceta, La cultura en México, Siempre!, Vuelta, Plural, Revistas de la Universidad (UNAM) y en los suplementos de los periódicos Novedades y El Nacional.